El zoo de cristal retrata la vida de los Wingfield, una familia sureña: la madre, Amanda,
obsesionada con salir de la pobreza y sacar adelante a su hija; la hija, Laura, una joven
cuya leve discapacidad la ha transformado en un ser patológicamente inseguro, volcada
exclusivamente al cuidado de sus figurillas de cristal; el hijo, Tom, joven ambicioso que
se debate entre el deber de cuidar a su familia y el deseo de salir al mundo. El último
personaje es Jim, un candidato de convencional buena apariencia, que representa todo lo
que la familia ha deseado. A su vez, impacta la figura del padre ausente, que está en boca
de los personajes y cuya fotografía se destaca en momentos clave, gracias a las
indicaciones expresas del autor para con la iluminación. También la música aparece muy
pautada.
El argumento gira alrededor de la obsesión de Amanda por encontrar un candidato para
su hija Laura. El relato aparece en la boca de Tom, quien es el vínculo directo de la familia
Wingfield con los espectadores. A través de sus palabras el público conoce los
pormenores y los entretelones de estos personajes, exponentes de la búsqueda frustrada
del sueño americano.