El alcalde de Zalamea es una obra dramática escrita presumiblemente en 1636. Se
encuadra dentro de la literatura barroca y se clasifica como un drama de honor.
Los temas fundamentales que se abordan son el amor, la justicia y el honor. Para
Calderón el honor cobra una fuerza trágica. En su época, la consideración social regía el
comportamiento de los individuos a través del concepto del honor. De esta manera, el
padre ultrajado tenía la obligación de recuperar su honor dando muerte a quien se lo
había quitado. El honor pone al protagonista en un callejón sin salida, ya que desde la
perspectiva de la sociedad el crimen es lógico, pero desde la perspectiva íntima del
protagonista el crimen es horrendo. A día de hoy, la historia nos sigue conmoviendo
porque comprendemos y compartimos el drama en su contexto.
Basada, según el propio autor, en hecho reales, la obra narra el drama vivido en la
localidad de Zalamea de la Serena al pasar las tropas con motivo de la guerra de
Portugal. El capitán D. Álvaro de Ataide, personaje de extracción nobiliaria, es alojado
en la casa del labrador más rico de la localidad, Pedro Crespo, a cuya hermosa hija,
Isabel, secuestra y ultraja.
La forma en que se retrata a estos personajes, profundos y sinceros, hacen que el
espectador tenga una extraordinaria sensación de realidad.